Impulsamos acciones de concienciación como la campaña El carrer no és un cendrer (La calle no es un cenicero) para alertar sobre los graves impactos medioambientales y en la salud que provocan las colillas. Esta campaña quiere evitar que las colillas se tiren en el espacio público.
A su vez, con el Estudio piloto de recogida, limpieza y transformación industrializada de las colillas de cigarrillo, estamos investigando la posibilidad de reciclarlas.
En Andròmines desarrollamos proyectos de recuperación de residuos que tengan el potencial de crear ocupación para personas en riesgo de exclusión social y somos especialmente sensibles al reciclaje de aquellos residuos que comportan un elevado impacto ambiental, como las colillas.
Con la campaña El carrer no és un cendrer (La calle no es un cenicero) conjuntamente con la entidad Deriva 360º y el apoyo de la Agencia Catalana de Residuos de la Generalitat de Catalunya, queremos minimizar el impacto contaminante de las colillas pidiendo a las personas fumadoras que cambien el hábito de tirarlas en el espacio público.
De momento, el lugar apropiado para tirar las colillas es el contenedor gris. No obstante, es urgente luchar para conseguir el reciclaje y la recogida selectiva de colillas, como ya se hace con los envases y las pilas. Por este motivo, desde 2018 estamos llevando a cabo el Estudio piloto de recogida, limpieza y transformación industrializada de las colillas de cigarrillo para investigar la viabilidad de reutilizar los filtros y darles una segunda vida. Para poder proseguir con esta investigación necesitamos recoger 60.000 colillas.
EFECTOS DE UNA COLILLA SOBRE LA SALUD Y EL MEDIO AMBIENTE
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10 litros de agua salada
quedan contaminados -
50 litros de agua dulce
quedan contaminados -
70 elementos tóxicos, cancerígenos y radioactivos
son esparcidos -
10 años
tarda en desintegrarse