Para dar comienzo a este artículo, me gustaría explicar la elección del nombre “El medio es el mensaje”, el aforismo más conocido de McLuhan, explica de manera concisa y poética el planteamiento que ofrece el autor canadiense a los estudios de la ecología de los medios, sirviendo como invitación a la reflexión.
En su libro, Aldea Global, del autor que acabo de mencionar, describe una interacción mundial generada por los medios electrónicos. “Somos lo que vemos”. “Formamos nuestras herramientas y luego éstas nos forman”, estas frases, invitan a la reflexión desde varias perspectivas.
Mc Luhan sostiene que los medios tecnológicos además de ser canales de información, que proporcionan el material del pensamiento, también modelan nuestro proceso de pensamiento. O sea que solo con utilizar un medio nos transformamos.
Esa descripción que realiza el autor se encuentra resumida en una de sus famosas frases “Cualquier tecnología es una extensión de nuestro cuerpo, mente o ser”.
En el mismo sentido Nicholas Carr, en su libro ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? Superficiales, sostiene que la llegada de la computadora y posteriormente internet, supone una revolución en la transmisión de la palabra escrita, y me animaría a agregar que también la revolución se extiende a nuestras maneras de razonar y de relacionarnos con nuestro entorno.
El término “Superficiales” entiendo, lo referencia con la poca inducción a la profundización de la que somos víctimas, cuando nos encontramos en un medio digital, el hipertexto, los titulares sugerentes desvían nuestra atención impidiendo que se profundice en alguno de los temas que nos interesan, no necesariamente es una desventaja, ya que esa supuesta “distracción”, podría interpretarse también como que amplía nuestro espectro de acceso a la información.
Se podría mencionar también los cambios de la humanidad desde la prehistoria, el primer hombre que hizo una herramienta, extendiendo así su cuerpo para adaptarlo a un fin más ambicioso, y siguiendo en esa línea una inagotable secuencia de inventos que nos han cambiado la vida para no volver jamás a ser lo que fuimos.
Por ejemplo el invento del reloj, la medición del tiempo implicó un cambio en el comportamiento humano notable y una construcción social en torno a ese objeto, absolutamente rotunda.
La invención de la electricidad, no sé si seremos del todo capaces hoy en día de hacernos una remota idea, de lo que significó para ese entonces, pasar de la oscuridad total, o precariamente luminosa, a sentir la luz en la noche, imagino el hechizo que deben haber sentido las personas ante tal avance, más que avance, “milagro”.
No puedo dejar de mencionar a Gutenberg con su imprenta y el comienzo de la abolición del monopolio de la información.
La máquina de escribir, elemento que motivo una oda al filósofo Nietzsche, ya que gracias a la llegada de este artefacto a su vida, fue que pudo volver a escribir, luego de las dolencias que lo aquejaban. Pero nunca lo haría como antes de hacerlo a través de la máquina, el medio cambio su producción.
Luego de haber mencionado brevemente estos acontecimientos en la historia, podría adentrarme en la actualidad y en el tema que convoca, apasiona y no deja de sorprender, “la tecnología en la comunicación desde lo digital”, INTERNET.
Cuando hablamos de relación entre lo humano y la tecnología, partimos de la necesidad de cuestionar esta relación, la naturaleza de esta relación y sus entramados.
La relación entre el hombre y la tecnología, describe Mercedes Bunz está planteada desde dos visiones antagónicas, una de ellas es la OPTIMISTA, en la que plantea que la tecnología es una extensión del hombre, tal como lo describía Mc Luhan, más aún como una extensión de la naturaleza humana.
Las funciones humanas están en claro conflicto y siempre lo estuvieron, como tenemos piernas para correr, también las tenemos para limitarnos cuando no podemos correr más, o más rápido, entonces allí, aparece el automóvil, que se transforma en una versión ultra mejorada de nuestras piernas.
Tenemos un cerebro, que funciona de maravilla, hasta que se cansa, o se afecta por algún avatar del entorno, entonces, aparece nuestra estrella, la computadora, que solo necesita electricidad, expande nuestras funciones, nos habilita en desarrollos más veloces y más completos.
La idea cerrada que tenemos sobre lo humano, la tecnología viene a expandirla, a realizar lo que la naturaleza humana no nos permite realizar.
Luego tenemos la visión PESIMISTA de esta cuestión, esa sería en la que la tecnología destruye, sucede lo inverso, lo humano se vuelve una extensión de la tecnología. Sería la postura existencialista del hombre, en la que éste genera un monstruo que en un momento nos constituye como sujetos, lo que creemos una ayuda, se independiza de nosotros y se vuelve en contra. La tecnología cobra fuerza y autonomía.
Como ejemplo podría mencionar el teléfono móvil, por un lado nos ayuda a comunicarnos, no expande, POSITIVO, por otro lado nos obliga en muchas ocasiones a comunicarnos, no por necesidad o naturaleza sino en exceso, destruye la naturaleza humana, NEGATIVO.
Una tercera postura, una nueva forma de comprender dicha relación, sería considerar la tecnología como algo natural, ¿Qué existe por fuera de lo natural? No como opositora de lo natural.
Por otra parte también tenemos el concepto del filósofo Espósito, en el que plantea que “No hay naturaleza humana, estamos todo el tiempo reinventando lo que somos”, este concepto me seduce particularmente, dado que eso implicaría que la naturaleza del hombre es la potencialidad infinita que tendemos de reinventar nuestra propia naturaleza, ésta no es fija.
Luego de toda esta exposición y collage de pensamientos propios y prestados, me gustaría complementarla con mi interpretación de la relación entre el hombre y la tecnología y los nuevos roles que creo han surgido a partir de la misma.
Las redes sociales parecen ser la vedet de nuestra nutrida internet, en el uso de las mismas se han generado grietas generacionales por un uso “inadecuado” de alguna terminología que no hemos estado a la altura de conjugar y ha dado lugar a sendos conflictos. Uno de ellos a modo de ejemplo es el concepto de “amigo”, algunas lo han variado a seguidores, u otros, pero no ha dejado de ser motivo de discordia.
La amistad como concepto utilizado en estos ámbitos no se rige con los patrones de la vieja amistad. Existen nuevos roles, pero no nuevos términos que lo describan.
Estos roles son otros tipos de relaciones vinculares, que nutre, dialoga y favorece las relaciones humanas.
En estos tiempos en los que la tecnología ha generado fragmentación en lo que somos, puede vivirse de manera creativa, no se debería entrar en modelos cerrados. Esta reflexión tiene la intención de incentivar a permanecer atentos a las posibilidades que el presente nos brinda para pasar al futuro.
Carla Benzano
Dinamizadora CP d’Alfadigital