En los itinerarios de orientación, formación e intermediación que ofrecemos a las personas desde Andròmines, atendemos una gran heterogeneidad de colectivos en riesgo de exclusión social. Sin embargo, la mayoría de nuestros colectivos diana tienen una necesidad común: integrarse sociolaboralmente en el lugar donde viven.
¿Pero de qué hablamos cuando nos referimos a integración? A que las personas aprendan la lengua catalana, así como la cultura, costumbres y las tradiciones de nuestro país. En consecuencia, este hecho hará posible que tengan mejores oportunidades laborales y los mismos derechos que cualquier otra persona.
¿Qué quiere decir aprender el catalán?
Una lengua es mucho más que un vehículo para comunicarse. Es la esencia de nuestro pensamiento, y como resultado, pensamos con palabras. Si conocemos una lengua puedes entender mejor su cultura, así como la literatura, el folclore, el arte, incluso la gastronomía. De hecho, las palabras que remueven el estómago acostumbran a atraer mucho. Suele ser lo primero que aprendemos de una lengua, el pan con tomate o los «calçots», por ejemplo.
Conocer una lengua no solo enriquece el paladar, sino que te ayuda a comprender de dónde venimos y a dónde vamos.
¿Te imaginas hacer algo de tu día a día, como ir a comprar, y evitar interacciones humanas porque no entiendes lo que te dice una persona? Si no entiendes a una persona es probable que la desconfianza y la inseguridad se apoderen de ti. ¿Cómo podemos hacerle frente? ¿Una persona puede ser plenamente feliz si evita interacciones sociales en su día a día?
Respecto al mundo laboral, cualquier ocupación necesita un poco de interacción. Somos seres sociales y vivimos en comunidad. Así pues, ¿ cómo podemos brillar y demostrar nuestros conocimientos si no sabemos qué palabra refleja aquello que queremos decir?
Sin lugar a dudas, la barrera idiomática es una dificultad que a algunas personas les supone un muro de demasiados metros de altura, sobre todo para aquellas personas con bajos recursos sociales y económicos.
Necesitamos personas que quieran derruir este muro o cuanto menos, que ayuden a equiparlo con material de escalada y que consigamos hacerlo algo más pequeño y asumible.
Hablamos de personas concretas y de cómo les ha ayudado en sus vidas aprender el catalán
La R. M., usuaria del proyecto “Una Mossegada a l’exclusió”, llegó a Cataluña hace diez años de Marruecos. Como en su país de origen no tenía posibilidades de encontrar trabajo, a pesar de intentarlo por varias vías, tomó la difícil decisión de dejar su tierra y migrar hacia Cataluña, buscando una vida mejor.
Al llegar a Cataluña, se dio cuenta que era muy importante aprender el idioma para poderse comunicar. Para poder saludar con un “buen día” por la mañana cuando se encontraba otras personas en el ascensor, para ir a comprar, y sobre todo para poderse insertar en el mercado laboral. Y fue en aquel momento, sin dudarlo, cuando buscó recursos para poder aprenderlo. No sólo quería aprender la lengua como vehículo de comunicación, sino como vía de relación con las otras personas con quienes, a partir de ahora, tenía que vincularse.
Gracias a su implicación y sus ganas de conocer un nuevo idioma, se pudo presentar como candidata en un plan de ocupación de administración que tenía una duración de un año, donde uno de los requisitos obligatorios era tener un mínimo nivel de catalán, y la seleccionaron. Actualmente, su contratación ha finalizado y está en un proceso de selección por una oferta de trabajo de auxiliar de biblioteca donde también le piden nociones de catalán.
El catalán pierde 280.000 hablantes en quince años
Según el informe “Un marco sociolingüístico igualitario para la lengua”, el uso de la lengua catalana retrocede tanto en contextos formales como informales. Esto significa un descenso del uso de la lengua.
Solamente la gente que hablamos el catalán podemos romper con esta estadística y hacer que más personas lo hablen.
La satisfacción de ayudar, de pertenecer a un colectivo, de ver unos ojos ilusionados, una lengua que no se rinde y una mente que quiere progresar, es contagioso, enriquecedor y un poco adictivo.
El proyecto de voluntariado que Andròmines desarrolla a lo largo de este año 2022, con el apoyo del Departamento de Acción Social de la Generalitat de Catalunya, da respuesta a esta necesidad social.
¡Ayuda a que más personas quieran el catalán!
Si hablas catalán y tienes un rato para conversar con alguien que lo quiere practicar para coger fluidez, perder la vergüenza y poderlo hablar de una manera natural, hazte voluntario/a. Colaborando con nosotras, podrás ayudar a fomentar el uso del catalán a las personas que necesiten mejorar el idioma. Además, les podrás enseñar las tradiciones y costumbres que tenemos como pueblo catalán.
No se trata de impartir un curso de catalán, es una manera divertida de conocer gente nueva, haciendo intercambios culturales, acompañando a las personas. Como, por ejemplo: un pasacalle de gigantes y cabezudos, una jornada castellera, un pasacalle de fuego, l’ou com balla, pasear por las calles el día de San Jordi, hacer cagar “el Tió”, etc.
En cualquier caso, si lo necesitas, también hemos desarrollado unos materiales que te pueden ayudar a acompañar estas personas en el conocimiento de la lengua catalana para una mejora de su inserción socio laboral.
En Andròmines creemos que todos y cada uno de nosotros y nosotras tenemos mucho para aportar a nuestra sociedad. Así pues, si tienes ganas de pasar a la acción y formar parte de un equipo comprometido en cambiar la realidad de personas vulnerables, te invitamos a hacer un voluntariado con nosotros. Solo hace falta que tengas de un poco de disponibilidad horaria y muchas ganas de implicarte en una causa social.