Después de unos años de bonanza económica, como todos ya sabemos, vino la gran crisis económica, aquella que ya hacía tiempo que nos íbamos pronosticando pero nadie quería ver. No queremos debatir las causas, los causantes, ni nada por el estilo, más bien queremos hacer un análisis desde la vertiente social del colectivo que más lo ha sufrido y todavía continúan luchando para encontrar su lugar en el mercado laboral, los mayores de 45 años.
Si hacemos un análisis actual, los datos son bastante aclaratorios, los mayores de 45 años son los que tienen el índice de paro por franjas de edad más elevado de Cataluña (209.024 personas según datos Idescat 2018. ), más elevado incluso que el colectivo joven.
Si hilamos algo más delgado y queremos extraer más variables, podemos ver que el sector servicios y el industrial son aquellos donde el índice de paro es más elevado.
Nuestra experiencia en Andròmines va en total consonancia con estos datos. Este último año (2018) de las 190 personas atendidas por nuestro servicio de inserción y orientación laboral, el 40% eran personas mayores de 45 años, y con mayor proporción de hombres que de mujeres.
Cuando hablamos de mayores de 45 años podríamos decir que hay 2 perfiles característicos:
- Hombre/mujer de entre 45 y 55 años, con un nivel de estudios bajo (graduado escolar) y con un perfil no especializado, con esto queremos decir personas que por circunstancias de la vida y potenciado por el mercado laboral imperante hasta la crisis económica han trabajado ejerciendo profesiones no especializadas diversas (mozo de almacén, operario/a industrial-manipulador/a, operario/a de limpieza, etc.) donde lo que primaba era el salario, fomentando así una gran rotación de personal.
- El otro perfil profesional sería el de hombre/mujer de entre 45 y 55 años con una baja formación y calificación profesional, pero en cambio muy estable laboralmente, personas que han desarrollado casi toda su trayectoria profesional (+ de 20 años) en la misma empresa realizando tareas de operario/a de producción, manipulador/a, aux. de limpieza, etc.
Para trabajar con estas personas hemos hecho énfasis en los dos agentes implicados en el proceso de inserción laboral, las personas en búsqueda activa de trabajo y la red empresarial.
Muchas de estas personas llegan a nuestra entidad una vez ya han pasado meses y en algunos casos años desde que perdieron el trabajo, y han intentado de manera infructuosa encontrar trabajo, con lo cual su situación socioeconómica es ya bastante complicada.
Además se tiene que añadir que muchos de ellos tienen un nivel de conocimientos informáticos bajo o directamente son analfabetos informáticos.
La primera entrevista diagnóstica es clave para definir su perfil profesional, ver cuál es su experiencia laboral, sus intereses y motivaciones, así como sus competencias, como buscan trabajo, etc. y a partir de aquí pactar un itinerario personal de inserción.
La gran mayoría de estas personas están muy motivadas para trabajar, pero no son autónomas a la hora de buscar trabajo, teniendo dificultades en la utilización de las herramientas informáticas, desconocimiento de los diferentes recursos a su alcance para buscar trabajo, así como desconocimiento en general de las diferentes técnicas de búsqueda de trabajo.
El cambio de paradigma de búsqueda de trabajo ha cambiado mucho en pocos años y la transición a la era digital hace que tengan dificultades.
Es importante que estas personas tomen conciencia que todo está sometido al cambio, que todo evoluciona, que las técnicas de búsqueda de trabajo que se utilizaban antes ahora ya no funcionan y tienen que hacer una apuesta por las nuevas tecnologías.
Con estas personas mayores de 45 años con un perfil profesional no definido, nuestro objetivo es orientarlos laboralmente en función de su experiencia y sus competencias hacia aquellas profesiones más solicitadas en el mercado laboral.
En cambio con aquellos mayores de 45 años que ya tienen un perfil profesional definido, se potencia la realización de cursos especializados relacionados con su experiencia y que supongan una mejora de su empleabilidad.
Pero no únicamente trabajamos con las personas también lo hacemos con la red empresarial y en este punto es clave la tarea de sensibilización de la red empresarial, hablar con las empresas y romper con estereotipos y prejuicios.
En este punto es clave crear un clima de confianza donde poder definir con la empresa el perfil profesional que necesitan por competencias (qué competencias tendría que tener la persona que necesitan para poder realizar las funciones solicitadas y para encajar en el equipo de trabajo, y sobre todo qué competencias son las que más valoran como empresa).
Hemos de concienciar a la empresa que criterios como por ejemplo la edad, el sexo, el origen o la nacionalidad únicamente son elementos discriminatorios que limitan y condicionan el acceso a un puesto de trabajo.
Estos últimos años nos hemos dado cuenta que una de las herramientas más exitosas que tenemos para fomentar la inserción laboral de este colectivo es la realización de cursos formativos con prácticas en empresas. El valor añadido de estos cursos es que muchas de estas personas que difícilmente superarían un proceso de selección por prejuicios como la edad, una vez realizan las prácticas formativas en la empresa, esta puede evaluar in situ como desarrolla el trabajo la persona, cuáles son sus competencias y a partir de aquí, en muchos casos, derivar en una inserción.
A modo de síntesis podríamos decir que las personas de más de 45 años son aquellas que registran un índice de paro más elevado, y también son aquellas que, por un aspecto puramente generacional, tienen más dificultad y son menos autónomas en el uso de las TIC para la búsqueda de trabajo. Pero en cambio son personas que atesoran una gran experiencia laboral, tienen unos hábitos laborales adquiridos, personas motivadas para trabajar, que han crecido con el valor del esfuerzo y la constancia.
Por todo esto, desde Andròmines creemos que hemos de potenciar el trabajo con estas personas, actualmente los más damnificados y los que más recursos necesitan para poder ayudarlos en su proceso de inserción sociolaboral.
Xavier González
Prospector de Andròmines